Anidar, amar, volver
- Eric Bernal
- 2 may
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 3 may
En la guerra
somos peces
azorados en la
arena, reteniendo
el tiempo y líquidos
para regresar al mar.
Somos reptiles
inertes, aletargando
los latidos en el
congelamiento
de la sangre
y en la distancia,
contemplar.
Somos aves
indiferentes en su grandilocuencia,
equilibristas sin
sustento, en
búsqueda de
tierra firme
para anidar.
Somos mamíferos
exiliados de su
territorio, que no
solo buscan el
líquido amamantado,
sino una manada
para volver a amar.
Somos los soldados
con alto nivel de
compromiso,
privados del
descanso, con la
exigencia del fusil
a cuestas, obedientes
y resignados.
Hace falta la
pausa del respiro,
la quietud en un
abrazo, la templanza
de andar con
pies descalzos.
Quizás haga falta
la lluvia de nuestro
llanto, la contención
del murmullo de los
árboles, la humedad
de la espuma en la arena.
La deserción a
la supervivencia,
la paz de una tregua,
la renuncia a una espera.
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