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Anidar, amar, volver

Actualizado: 3 may

En la guerra

somos peces

azorados en la

arena, reteniendo

el tiempo y líquidos

para regresar al mar.


Somos reptiles

inertes, aletargando

los latidos en el

congelamiento

de la sangre

y en la distancia,

contemplar.


Somos aves

indiferentes en su grandilocuencia,

equilibristas sin

sustento, en

búsqueda de

tierra firme

para anidar.


Somos mamíferos

exiliados de su

territorio, que no

solo buscan el

líquido amamantado,

sino una manada

para volver a amar.


Somos los soldados

con alto nivel de

compromiso,

privados del

descanso, con la

exigencia del fusil

a cuestas, obedientes

y resignados.


Hace falta la

pausa del respiro,

la quietud en un

abrazo, la templanza

de andar con

pies descalzos.


Quizás haga falta

la lluvia de nuestro

llanto, la contención

del murmullo de los

árboles, la humedad

de la espuma en la arena.


La deserción a

la supervivencia,

la paz de una tregua,

la renuncia a una espera.

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