Entre la piel y la piedra
- Eric Bernal
- 2 may
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 3 may
Cuidar es un gesto de la piel.
Una forma de presencia
que no exige,
Cuidar es saberse borde,
un borde que no corta,
que apenas hace roce.
El cuidado no se impone,
no se esfuerza.
No grita.
Es ese modo de estar
que no interrumpe.
Ese modo de mirar
que no acorrala.
Sobreproteger es otra cosa.
Es lo que ocurre
cuando la herida aún respira,
cuando el cuerpo recuerda
y se endurece.
Sobreproteger es el acto
que nace del temor.
De lo que fue transgredido,
Y aprendió a cerrarse.
Hay balanzas en que
el cuerpo se apertura,
entrega.
Y hay balanzas
en que el cuerpo
se torna piedra,
la espalda se tensa,
la mirada se afila.
Y todo lo que toca,
mide. Sospecha.
No es cosa de ser
hembra o mujer,
macho u hombre.
Es otro saber
más antiguo,
más arcaico.
Hay hombres
que amamantan
sin dar pecho.
Mujeres que
custodian como
lobas al acecho.
Hay cuerpos que cuidan
y cuerpos que protegen,
según la hora,
según la herida,
según lo que el
saber del amor
designe.
Hay machos
amurallados que
protegiendo desprotegen
y hembras indiferentes
que cuidando descuidan.
Cuidar desde
los tejidos.
Desde lo que se
enternece al contacto.
Proteger desde
las muros que resisten,
desde lo que se
endurece cuando
algo duele,
desde lo que aún
no puede ser tocado.
Cuidar del otro
y ser cuidado
en el cuerpo,
es volver a confiar.
No en lo que decimos,
no en lo que ideamos,
sino en el animal que somos,
en la humanidad que esperamos.
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