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Entre la piel y la piedra

Actualizado: 3 may

Cuidar es un gesto de la piel.

Una forma de presencia

que no exige,


Cuidar es saberse borde,

un borde que no corta,

que apenas hace roce.


El cuidado no se impone,

no se esfuerza.

No grita.


Es ese modo de estar

que no interrumpe.


Ese modo de mirar

que no acorrala.


Sobreproteger es otra cosa.

Es lo que ocurre

cuando la herida aún respira,

cuando el cuerpo recuerda

y se endurece.


Sobreproteger es el acto

que nace del temor.

De lo que fue transgredido,

Y aprendió a cerrarse.

Hay balanzas en que

el cuerpo se apertura,

entrega.


Y hay balanzas

en que el cuerpo

se torna piedra,

la espalda se tensa,

la mirada se afila.


Y todo lo que toca,

mide. Sospecha.


No es cosa de ser

hembra o mujer,

macho u hombre.

Es otro saber

más antiguo,

más arcaico.


Hay hombres

que amamantan

sin dar pecho.

Mujeres que

custodian como

lobas al acecho.


Hay cuerpos que cuidan

y cuerpos que protegen,

según la hora,

según la herida,

según lo que el

saber del amor

designe.


Hay machos

amurallados que

protegiendo desprotegen

y hembras indiferentes

que cuidando descuidan.


Cuidar desde

los tejidos.

Desde lo que se

enternece al contacto.


Proteger desde

las muros que resisten,

desde lo que se

endurece cuando

algo duele,

desde lo que aún

no puede ser tocado.


Cuidar del otro

y ser cuidado

en el cuerpo,

es volver a confiar.


No en lo que decimos,

no en lo que ideamos,

sino en el animal que somos,

en la humanidad que esperamos.

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May 03
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